jueves, 18 de agosto de 2011

Debemos convertirnos en Iglesia misionera - Mons. Antonio Marino

Debemos convertirnos en Iglesia misionera
Mons. Antonio Marino


Mar del Plata (Buenos Aires), 17 Ago. 11 (AICA).- En el día de la Asunción de la Santísima Virgen, el obispo de Mar del Plata, monseñor Antonio Marino, presidió la misa en la parroquia de la ciudad dedicada a esa advocación mariana. Gran cantidad de fieles colmaron el templo y vivieron con alegría y fervor esta solemnidad dedicada a la Virgen María.

A las 15 comenzó la procesión que, con cantos, oraciones y banderas celestes y blancas, recorrió las calles cercanas al Hospital Materno Infantil, como una forma de llevar la imagen de la Virgen María a las familias que están en el nosocomio y también a los vecinos del barrio.

Posteriormente cerca de las 16 se inició la misa, presidida por monseñor Marino y concelebrada por el Vicario general, monseñor Armando Ledesma; el párroco, presbítero Marcelo Panebianco y otros sacerdotes de la diócesis que se hicieron presentes.

“La Asunción aparece como corona de todos los otros signos de predilección con que el amor del Padre quiso colmarla, como a su hija predilecta. Estos giran en torno a su misión de Madre de aquel que es Dios y Redentor del género humano”, expresó el obispo durante su homilía y añadió que “todos sus privilegios de gracia constituyen, en última instancia, la expresión de su privilegio fundamental: ella es la mujer asociada, a título de Madre y como nueva Eva, a la obra redentora de su Hijo, con quien estará íntimamente vinculada en plena disponibilidad de alma y cuerpo”.

Más adelante monseñor Marino señaló la importancia de celebrar las fiestas patronales que implica, “la voluntad de renovarnos en nuestra capacidad para llevar a otros la riqueza que tenemos: Jesucristo, Camino, Verdad y Vida para todos los hombres. Hoy no basta atender cordialmente a los fieles que se acercan. Es preciso, además, tomar iniciativas por las cuales procuremos llegar a quienes no se han encontrado aún con el Hijo de la Virgen. Pensamos en aquellos cuya fe se fue enfriando, o bien, en quienes sobrellevan el peso de la vida en sus variadas formas. Debemos convertirnos en Iglesia misionera”.

“Nosotros no podemos separar el culto a Dios del compromiso por un mundo nuevo, más conforme con su voluntad, más digno del hombre y de Dios. No podemos cantar nuestro entusiasmo y nuestra alabanza a la Virgen gloriosa, si nos desentendemos del cuidado fraterno y solidario de cada uno de sus hijos” señaló el prelado y concluyó, “en nuestros días la misión apostólica de la Iglesia asume la responsabilidad de remar en sentido contrario a las modas culturales del momento”.

Al finalizar la eucaristía, el párroco Marcelo Panebianco agradeció al obispo su presencia en las fiestas patronales, invitó a todos los presentes a participar de la bendición de los nuevos salones parroquiales y se mostró muy agradecido por la colaboración de muchas personas para hacer realidad el proyecto de las nuevas instalaciones. Finalmente recordó a todos los fieles que el año entrante la parroquia cumplirá setenta años.






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